miércoles, 31 de marzo de 2021

 

El Boalo. Ermita de San Isidro Labrador


EL BOALO EN EL SIGLO XX


El siglo XX se singulariza por los profundos cambios sociales, políticos y económicos que tuvieron lugar en el mundo en esos cien años, así como por las grandes tragedias humanas que sacudieron a la población a lo largo de todo ese tiempo. Son hitos de la centuria los avances de la tecnología, medicina y ciencia en general; el fin del colonialismo; la liberación de la mujer en la mayor parte de los países occidentales; pero más que todo el siglo se destaca por el creciente desarrollo de la industria, convirtiendo varios países, entre ellos Estados Unidos, en potencias mundiales. También se caracterizó por el nacimiento y caída de los regímenes totalitarios que causaron trágicos efectos, como la Revolución rusa (1917) y las dos Guerras Mundiales (1914/1918 y 1939/1945). El final del siglo contempló la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética.

España permaneció neutral en las dos Guerras Mundiales; sin embargo, al pueblo español le tocó sufrir la peor de las guerras: la guerra civil, en la que no hay vencedores porque todos pierden. Durante el reinado de Alfonso XIII (1886/1931) la situación política y social del país se fue deteriorando progresivamente, hasta desencadenar el exilio del rey y la proclamación de la II República en 1931. La inestabilidad del país continuó, abriendo la herida de la Guerra Civil, que se prolongó cerca de tres años, de julio de 1936 a abril de 1939, dejando tras de si miles de muertos y exiliados. Con el país destruido y la economía deshecha se inició la dictadura del general Francisco Franco que duró 40 años. En 1975, fallecido Franco, se restauró la Monarquía española en la persona del rey Juan Carlos I de Borbón (1975/2014)

El primer tercio del siglo: La II República

En 1902 alcanzó el Rey Alfonso XIII la mayoría de edad. Su reinado va a estar lastrado por el desastre colonial de 1898, la guerra de Melilla de 1909 y el Desastre de Annual de 1921; hechos a los que se suman los dos grandes problemas nacionales: la reforma agraria pendiente y la cuestión obrera. Los gobiernos de turno no dan solución a los problemas del país y cada día que pasa todo va a peor; así, la falta de respuestas adecuadas socavará la monarquía hasta su caída en 1931.

En esos años El Boalo continúa alejado de las tensiones políticas y sociales que se viven en las ciudades y en los pueblos grandes, debido a su ubicación serrana, con muy mal acceso a las vías de comunicación principales de la zona. De hecho, en el municipio había escasa conflictividad social y en gran medida la política social estaba basada en grupos familiares con intereses coincidentes e ideología cercana, lo que hacía que sus preocupaciones se centraran en la vida cotidiana del pueblo más que en las controversias ideológicas o en la vida política nacional.

En 1900 el municipio de El Boalo (que integra las localidades de El Boalo, Cerceda y Mataelpino) tenía 457 habitantes. Una década después eran 518; en 1930, sumaban 564; y en 1940, llegaban a 721. Es decir, en cuarenta años el crecimiento de la población conjunta de los tres pueblos rozó el 60%. La localidad de El Boalo fue la que más población ganó de los tres: en 1940 El Boalo tenía 253 habitantes, Cerceda 332 y Mataelpino 136. Este crecimiento básicamente fue debido a la llegada de emigrantes procedentes de Madrid, Colmenar Viejo y otros pueblos vecinos, por la crisis de la construcción en la capital durante la Dictadura (1923-1930) y el impacto de la Guerra Civil (1936-1939)

El Boalo. Casa antigua en ruinas

El caserío de la localidad de El Boalo en los primeras décadas del siglo tenía una configuración más parecida a una aglomeración de casas que a un casco urbano consolidado. Las casas eran de piedra, con cubierta de tejas sostenidas por vigas de madera; añadido había un corral donde cuidar los animales domésticos. El suelo era de tierra y carecían de agua corriente y servicios higiénicos. Se calentaban con leña de jara, roble o encina. Dentro de las casas se alumbraban con candiles de aceite, hasta la llegada de la luz eléctrica en la década de 1920 (el suministro procedía de la hidroeléctrica del Embalse de Santillana, en Manzanares El Real, inaugurado en 1909). La electricidad se contrataba por bombillas, en aquellos tiempos por cada una se pagaba al mes unas 2,50 pesetas; era un suministro caro y las casas con escasos recursos siguieron alumbrándose con candiles durante bastantes años. Lo normal era contar en la casa con una sola bombilla, de luz mortecina de muy baja intensidad, que se situaba en la estancia donde estuviera la chimenea de leña, pues allí es donde más se necesita; es donde se guisa y donde se conversa durante la velada. La ropa se lavaba en las fuentes o en el arroyo.

El día laboral en el campo estaba marcado por la luz solar, se iniciaba al amanecer y se cerraba con el ocaso. En El Boalo es famosa la Peña de Mediodía, en la cuerda de Los Porrones, que señala por la verticalidad de su sombra ese impreciso espacio de tiempo, alrededor de las 12 de la mañana, generalmente usado para el almuerzo. La economía local seguía basada en la agricultura y la ganadería. 

  El Boalo. Peña de Mediodía

La extracción de la piedra de granito también continuaba siendo otra fuente de ingresos local. Esta industria se vio favorecida algunos años por el plan del conde de Guadalhorce de 1926 (Circuito Nacional de Firmes Especiales), gracias al cual se pavimentó con adoquines unos 7.000 kilómetros de carreteras. La piedra extraída en las canteras de la localidad se transportaba en carretas tiradas por bueyes al "embarcadero" de El Berrocal, para su traslado por ferrocarril hasta Villalba estación. Este tren nunca transportó viajeros; tenía un ancho de vía singular, 80 centímetros. La línea contaba con dos maquinas y la piedra se cargaba en vagones-plataforma; en 1956 se cerró por decaer la utilidad del servicio. Al poco tiempo sus vías se perdieron y su trazado hoy cuesta reconocerlo entre los prados y las urbanizaciones que se fueron construyendo después en la zona.

    
Máquina del tren de la piedra en El Berrocal

El 12 de abril de 1931 se celebran en España elecciones municipales, que ganan en número de votos las candidaturas monárquicas, pero en las grandes ciudades y en las capitales de provincia ganaron ampliamente las candidaturas republicanas, lo que llevó al rey Alfonso XIII a abandonar España al proclamarse la  II República el 14 de abril de 1931. En El Boalo no había ni monárquicos ni republicanos, sólo gente del pueblo, a quienes la consulta despertó escaso interés, lo que generó una altísima abstención. De 123 personas que formaban el censo electoral del municipio sólo votaron 49, resultando elegido alcalde Eulogio Miguel de Lema, quien ocupó el cargo hasta mediados de 1933; le sustituyó Nicasio de Lema Maillas, quien presidirá la corporación municipal hasta el comienzo de la Guerra Civil.

En 1931 se realizó el trazado de la carretera de El Boalo a Matalpino. Este trazado provocó muchos perjuicios a varios vecinos de El Boalo ya que atravesaba sus propiedades, éstos encabezados por Aniceto de Lema protestaron ante la Diputación Provincial para que fuera modificado el trazado, siendo denegada su petición en septiembre de 1932. 

El Boalo. Acceso por la carretera a Matalpino
Alineación de casas (modernizadas) construídas en 1931

En estos años fue importante el trabajo que siguió haciendo la Diputación Provincial en la mejora de las carreteras del municipio, realizado en estrecha colaboración con el alcalde Nicasio de Lema. Así, en 1933 se accedió a lo solicitado por este último concediéndole autorización para construir tres pasos sobre cuneta en el camino en construcción de El Boalo a Mataelpino. Dos años más tarde, en 1935, se ordenó pavimentar alguna de las carreteras de la zona, por lo que por primera vez el municipio de El Boalo tuvo que pagar a la Delegación de Hacienda provincial la patente nacional de circulación de automóviles.

El Boalo. Antigua Casilla de Peones Camineros

La Guerra Civil (1936-1939)


El 16 de febrero de 1936 se celebraron elecciones generales en el país. Estas elecciones se realizaron en El Boalo sin ningún tipo de incidentes y sin la tensión de otros municipios de la provincia. Tras unos meses de cierta calma en el municipio, en contraste con la tensión y violencia que se estaba viviendo en el país, el 17 de julio comenzó la Guerra Civil con la insurrección en el protectorado marroquí del ejercito de África. El fracaso de la sublevación en Madrid hizo que en aquellos primeros momentos de la contienda toda la provincia permaneciera bajo el control del gobierno de la República. En el caso del municipio de El Boalo dicha permanencia se prolongó durante los tres años que duró la guerra.

En la localidad de El Boalo la guerra se "oye" físicamente cercana el día 21 de julio, al escuchar los vecinos en torno al mediodía el tiroteo que tenía lugar en el cercano cerro Cabeza Illescas, de Manzanares El Real. Se trataba del combate entablado por los militares de un camión y un automóvil retrasados de la columna del Regimiento de Transmisiones de El Pardo que huían hacia Segovia para unirse a las tropas sublevadas. El grueso de la columna había seguido la ruta El Pardo, carretera de Colmenar Viejo, Hoyo de Manzanares, Torrelodones, para seguir por el puerto de Navacerrada y llegar a Segovia sin mayores contratiempos, pues en los controles que pasaron se presentaban como tropas republicanas que iban a defender el Puerto de Navacerrada. El camión retrasado, que había sustituido a otro anterior averiado al salir de El Pardo, junto con el automóvil que lo acompañaba se encontraron de salida con milicianos en Colmenar Viejo, que desconfiando les impedían el paso hacia Hoyo de Manzanares. Los militares forzaron a tiros el paso dirigiéndose entonces hacia Miraflores de la Sierra, pretendiendo seguir por ese camino hacia Segovia, pero se equivocaron de carretera al llegar al Embalse de Santillana y tomaron el camino sin salida que conduce a la presa. Allí abandonaron los dos vehículos 27 militares (entre oficiales, suboficiales y soldados) que se desplegaron por el Cabeza Illescas aprestándose para la defensa. Pronto llegaron numerosos perseguidores y tras unas horas de lucha los militares fueron abatidos. Sólo algunos soldados supervivientes se entregaron a los milicianos al agotar la munición.

Cerro Cabeza Illescas

La guerra fue una época muy difícil para los habitantes de El Boalo. Fueron tres años llenos de carestías y calamidades en donde además se trastocó la calma y tranquilidad con que los vecinos habían vivido los convulsos acontecimientos políticos de los inmediatos años anteriores. A los pocos días de empezar la guerra los pueblos de la zona fueron ocupados por militares y milicianos del frente de Madrid y por unos jefes políticos que se hicieron con el poder y trastocaron -en palabras de Ariano Garzón, secretario municipal- "la vida de un lugar donde nunca se había sentido la política, y se vivía sólo del trabajo de unos hombres honrados". En esos primeros días en El Boalo todos se ayudaron frente al temor de que se llevarán a "dar el paseo" (asesinar) a algún vecino, para ello los habitantes de la localidad bloquearon las entradas al pueblo, colocando vigilantes en cada punto, que avisaban de la llegada de grupos sospechosos. 

El Boalo. Iglesia de San Sebastián. 
Usada como polvorín durante la Guerra Civil

Desde el día 21 de julio el poder municipal quedo en manos de un maestro de Manzanares El Real, de apellido Villalobos -de ideas exaltadas según el secretario del ayuntamiento- quien se constituyó simultáneamente en el alcalde de otros pueblos del partido judicial. Lo primero que hizo fue destituir como alcalde a Nicasio de Lema y cesar a todos los concejales, creando una Comisión Gestora presidida por él. Del antiguo ayuntamiento sólo quedaron cuatro funcionarios: Eduardo Pancorbo, Ariano Garzón (secretario), Jesús Carralón (recaudador) y Basilio Miranda (alguacil). Estos funcionarios protegieron a los vecinos en una primera etapa de mayor peligro, cuando empezaron las persecuciones, sobre todo dando informes favorables destinados a los tribunales populares que interrogaban a la población. 

Pasados los primeros meses empezaron las incautaciones de bienes y fincas, no sólo de los llamados "desafectos al régimen" (para entonces ya desaparecidos), sino de todos aquellos vecinos que dispusieran de algún capital. Fue en esos días cuando la iglesia de San Sebastián fue saqueada y convertida en polvorín; y todas sus imágenes robadas, incluyendo objetos de plata (al finalizar la guerra se reemplazaron las imágenes robadas -San Isidro, San Sebastián, San Roque, la Virgen de las Candelas, la Virgen del Desaceral,,........, siendo alcalde de la localidad Ciriaco Esteban)

El Boalo. Iglesia de San Sebastián.
Imagen de San Isidro Labrador (reposición posterior a la Guerra Civil)

Y quedan los recuerdos de los vecinos que sobrevivieron a los años de la guerra: "....A cargo del polvorín (el edificio de la iglesia) había soldados republicanos cuyos nombres quedaron en la memoria de todos: Hidalgo (el sargento), "El Peque", Balladares, Barcia, "El Inglés", "El Torero". "...Otro polvorín provisional fue la casa del "tío" Nicomedes". ".....En un prado cercano a El Boalo, la cerca Pinillos, se asentaron miembros de las Brigadas Internacionales, mayoritariamente rusos". "....En la cerca de la Retuerta cayó un avión nacional que al caer casualmente mató a una vaca".  ".... Algunos vecinos de El Boalo fueron llamados para luchar en el frente y hubo uno que desapareció (Reberte de Lema) y otros dos que murieron (Tiburcio Matías del Pozo y Adrián Turégano Sanz)".

Durante la guerra llegó a El Boalo bastante gente procedente de Colmenar Viejo, que más tarde se asentarían definitivamente en la localidad. Así, es frecuente encontrar en el pueblo apellidos como Alcalde, Hernando, Rozalén, Colmenarejo, etc., que tienen esa procedencia.

La posguerra (1939-1960)


Después de tres años de guerra, el 28 de marzo de 1939 las tropas del ejercito vencedor del general Franco ocuparon la zona y el municipio de El Boalo quedó bajo gobierno y control de José Parrilla García, capitán del décimo escuadrón del regimiento de caballería Farnesio, dentro de un país sometido a un régimen dictatorial conocido como "el franquismo" que durará casi cuarenta años, hasta el fallecimiento, en 1975, del denominado oficialmente como Caudillo y Jefe del Estado, Generalísimo Francisco Franco Bahamonde.

Lo primero que hizo el capitán Parrilla fue acudir a la Casa Ayuntamiento para convocar a las cinco de la tarde del día siguiente el primer pleno de la nueva corporación municipal. En presencia de tres de los miembros del último consejo municipal republicano (Anastasio Sanz, Víctor Estévez y Millán Miranda), quienes cesaron en el acto, el capitán nombró una nueva Comisión Gestora para hacerse cargo del municipio, colocando al frente de la misma a Nicasio de Lema Maillas (antiguo alcalde que había sido cesado por las autoridades republicanas al poco de comenzar la guerra). Con los vencedores llegaron de nuevo las persecuciones y los interrogatorios políticos. En el Ayuntamiento de El Boalo se abrieron expedientes de depuración a todos aquellos que hubieran colaborado con la república. Así se hizo con los funcionarios Eduardo Pancorbo, Ariano Garzón, Jesús Carralón y Basilio Miranda, por haberse afiliado (obligados) al sindicato anarquista CNT durante la guerra. Entonces volvieron a funcionar los mecanismos de solidaridad entre los vecinos de El Boalo, pues ahora multitud de habitantes del pueblo -incluido el propio alcalde Nicasio de Lema- testificaron a favor de los funcionarios expedientados. Así, se sobreseyeron sus causas y volvieron a reincorporarse a sus puestos en el Ayuntamiento.

En los años 40 deambulaba por la Sierra de los Porrones un pequeño grupo armado guerrillero (conocido entonces como partida del "maquis") al frente del cual figuraba el maestro nacional Adolfo Lucas Reguilón, quien utilizaba el sobrenombre de Severo Eubel de la Paz. Este grupo actúa por espacio de cuatro años por las sierras de Gredos y Guadarrama y tiene un pequeño refugio en una cueva cercana a Mataelpino. La cueva llegó a ser de gran importancia para la infraestructura de dicha partida del maquis como paso a Madrid y punto de enlace con otras partidas que actuaban por el Sistema Central. Las visitas de este grupo de guerrilleros a la cueva fueron frecuentes y pedían comida, tabaco y otros suministros, que pagaban, a algunos vecinos de la zona. Por colaboración con el maquis, siete vecinos de Mataelpino fueron juzgados y condenados a varios años de cárcel. En 1947 el grupo se disuelve y Adolfo Lucas Reguilón abandona la guerrilla. Con documentación falsa y acompañado de su mujer y sus hijos se traslada a Galicia, donde trabajó hasta que en 1956 es delatado y detenido. Fue juzgado y condenado a muerte en 1957; indultado es conducido al penal de Burgos donde permaneció recluido hasta 1972. En relación con los maquis de aquellos años corre entre los vecinos de El Boalo la leyenda siguiente: un habitante de la zona fue el primero en encontrar un automóvil accidentado, utilizado por la partida del maquis antes citada, abandonado en la carretera de Cerceda a Manzanares El Real, en cuyo interior había una importante suma en billetes de banco........, se cuenta que el vecino se habría llevado el dinero, manteniendo en secreto su acción....., y forjando con ella su bienestar futuro.

 Cueva de los maquis (alrededores de Mataelpino)

La vida cotidiana de los habitantes continuó después de la guerra con el carácter rural que caracterizaba a su economía tradicional. La mayoría de los vecinos de El Boalo se dedicaba a la agricultura y la ganadería; y en aquellos años no pasaron hambre (al parecer, sólo hubo 4 o 5 familias que lo pasaron mal), El control de los suministros y las cartillas de racionamiento vinieron a complicar la situación; y aún se complicó más cuando apareció una cooperativa que requisaba y vigilaba el cumplimiento de la distribución de los alimentos y otros suministros. De lo peor de la posguerra se comienza a salir a partir de 1945, pero no será hasta la década de 1950 cuando se empiece a experimentar un cierto crecimiento. En 1950 la localidad de El Boalo contaba con una población de 268 habitantes de hecho y 274 de derecho; siguió un lento crecimiento y cinco años más tarde, en 1955, se censaban en el pueblo 270 habitantes de hecho y 277 de derecho. El censo de la vivienda en la localidad también creció, pues en 1940 El Boalo tenía 47 viviendas y su número paso a 49 en 1950. La tipología de la vivienda era la tradicional, unifamiliares, fachada de piedra y cubiertas de teja. En la plaza del pueblo estaban la Casa Consistorial y una escuela; también había en la localidad un depósito judicial. 

El teléfono se instaló en El Boalo durante la guerra, con los militares. En la posguerra lo atendió la señora Rosa Martínez Cela hasta 1944, año en que falleció. A su muerte la centralita la llevaron las hermanas Isabel y María Cruz Garzón Guadaño. Este teléfono se conectaba a través de una central en Villalba.

En la década de 1950 El Boalo va a vivir su "edad de oro" de la cantería, pues los canteros del pueblo se hicieron en 1956 con la contrata para elaborar las columnas de la Catedral de la Almudena, que se estaba construyendo en Madrid. Al parecer, ningún cantero de la Sierra ni de Segovia se comprometía a extraer, labrar y transportar bloques de ese tamaño. En el Boalo se comprometieron a realizar esos trabajos Y fue el caso que el tren de la piedra para entonces ya no funcionaba, por lo que hubo que transportar las columnas por carretera en unas plataformas especiales sobre camiones de doce ruedas, que casi no cabían por las carreteras de la zona, estrechas y preparadas sólo para el trafico de vehículos ligeros. Así, se hizo posible que las columnas de El Boalo llegaran a Madrid para sostener la fábrica de la Catedral de la Almudena.

Catedral de la Almudena de Madrid
Fachada con las columnas de El Boalo

A finales de los años 40 y en la década de 1950 se repararon varias carreteras de la zona, que se encontraban muy deterioradas por el paso del tiempo y por los daños sufridos durante la Guerra Civil. Entre 1947 y 1948 se reparó la carretera de Becerril a Cerceda. En la década de 1950 se repararon las carreteras de Moralzarzal a Mataelpino (1955-1957), la de Manzanares El Real a Cerceda (1955-1958) y la de Colmenar Viejo a Cerceda (1955-1957). Además de las carreteras, la Diputación Provincial se hizo cargo también de la construcción de las primeras líneas eléctricas que suministraron energía y alumbrado al municipio de El Boalo (El Boalo, Cerceda y Mataelpino). Del mismo modo, en 1950 se iniciaron los trabajos para solucionar el abastecimiento de agua, ya que el municipio carecía de un sistema de distribución de agua moderno y se abastecía únicamente de los caudales naturales y neveros dela zona (el primer sistema de abastecimiento de agua contemporáneo se realizó entre 1956 y 1965)

El Boalo. Lavando en el arroyo del Herrero

Durante la posguerra las fiestas y costumbres de los habitantes de El Boalo siguieron siendo las tradicionales. La fiesta mayor anual en honor del santo patrón de la localidad, San Sebastián, se celebraba en invierno, el día 20 de enero. El origen de esta fiesta religiosa se remonta a los tiempos en que la peste asolaba los pueblos de la Sierra, cuando los habitantes de muchas localidades imploraban la protección de San Sebastián contra esa terrible plaga. Como reconocimiento al auxilio recibido, la Iglesia parroquial de El Boalo, de 1620, fue levantada en honor del santo patrón y lleva su nombre. La celebración religiosa (oficio solemne), la comida y el baile eran los ejes centrales de la fiesta mayor de la localidad. La gestión de la fiesta la realizaba el Ayuntamiento y los gastos los pagaban a escote los vecinos; la plaza mayor en feria era el lugar de encuentro popular. Para protegerse del frío del mes de enero los mozos organizaban el baile en algún espacio cerrado convenientemente preparado, alternándose a tal fin las naves de Palomino y de Baeza. 

 El Boalo. Nave de Palomino

Los músicos llegaban al pueblo en carreta tirada por bueyes, procedentes de Villalba estación donde los habían ido a recoger algunos vecinos; eran alojados y comían en las casas del pueblo. Para garantizar la música había también un organillo de manubrio comprado por el pueblo, que se guardaba en una de las casas cercanas a la plaza (situada donde ahora se levanta la casa de Antolín de Lema)

 El Boalo. Nave de Baeza

El Boalo, pueblo de antigua tradición agrícola y ganadera, también celebra anualmente, el 15 de mayo, la fiesta en honor de San Isidro, patrón de los labradores. En esta celebración, de carácter eminentemente religioso, la misa oficiada en la Iglesia parroquial era seguida de una procesión con la imagen del santo, que recorría las calles del pueblo acompañada por los fieles.  Delante de la entrada de la Iglesia se cumplía la costumbre antigua de subastar, entre los fieles asistentes, los cuatro puestos de porteadores que asían las varas de las andas procesionales con la imagen de San Isidro. Los recursos que se obtenían con estas subastas se destinaban al sostenimiento del culto religioso de la parroquia

                                                          Andas procesionales

Entre las costumbres tradicionales de El Boalo perdidas en la década de los 60 cabe recordar aquí dos de ellas. Una tenía que ver con el reconocimiento como adultos de los jóvenes del pueblo, quienes para poder entrar por primera vez en el bar o taberna y compartir con los mayores ese espacio de ocio tenían que invitar con una consumición a todos los presentes; acto que para el juvenil novicio, una vez consumado, venía a representar algo así como la obtención del carnet de adulto.

Otra costumbre también perdida era de aplicación a los forasteros que "pretendían relaciones" con alguna moza del pueblo. Para que dichas "relaciones" merecieran el consentimiento de los mozos de El Boalo era preciso que el "pretendiente" pagara la denominada "costumbre"; es decir, invitara en el bar o taberna a los mozos, y no tan mozos, del pueblo a una consumición acorde con la "autorización oficial" que recibiría para cortejar a la moza en cuestión. Nadie podía negarse a cumplir con la "costumbre" pues, de otra forma, además de la prohibición expresa para que pudiera continuar en su "pretensión", el forastero podía ir de cabeza al pilón de agua como castigo..........  

Nave en la que en los años 60 se hacía baile los domingos 
(Ya no existe. En su último uso albergó una instalación de Telefónica)

Explosión urbanística y transformación socio-económica


Desde comienzos del siglo XX se inicia un proceso de cambio en la Sierra de Madrid. Su proximidad a la capital hace que intelectuales y aristócratas de la ciudad busquen en los pinares y riscos de la Sierra un contacto con el medio natural que años antes denostaban. La naturaleza deja de ser un medio incomodo y hostil y adquiere vitola de modernidad; la burguesía imitadora se suma a esta "moda". Así, comienzan a construirse las primeras colonias de hotelitos (colonias de veraneantes) en algunos de los pueblos mejor comunicados de la Sierra (contar con estación de tren y/o una buena carretera de acceso a la localidad serán los principales atractivos de esas primeras ubicaciones en la zona). La Guerra Civil frena momentáneamente este tipo de construcciones. A finales de la década de 1950 se reinicia el movimiento hacía la Sierra, con el inicio del desarrollo económico del país, la llegada de los nuevos automóviles y la mejora de las carreteras. A partir de 1960, el "Seiscientos" (automóvil popular de la marca Seat) y el "chalecito" se ponen a la cabeza de las aspiraciones de la clase media de la capital. Y para poder dar satisfacción a ambas aspiraciones a partir de entonces se van a extender y multiplicar por numerosas localidades de la zona las nuevas construcciones para veraneantes; dando inicio, así, a la denominada "explosión urbanística" de la Sierra.

La llegada masiva de veraneantes a El Boalo se produce a principios de la década de 1960 (en años anteriores sólo había habido contadas construcciones destinadas a ese uso, caso de las propiedades pertenecientes al padre de la escritora Carmen Martín Gayte (Los Prados) y al empresario de origen italiano Caprile (padre del modisto Lorenzo Caprile). A partir de entonces la localidad experimenta un mayor desarrollo urbano y demográfico, además de transformar su economía; de hecho, la agricultura, ganadería y cantería irán dejando paso al turismo como fuente principal de ingresos de la zona.

El Boalo. Antiguo herrén ganadero

El primer cambio que se notó en El Boalo afectó a la morfología de la localidad, con la aparición de las "colonias" de veraneantes. La primera en aparecer fue la colonia "El Rebollar", promovida por el propio Ayuntamiento en 1958, situada a un lado del camino que lleva al cerro que le da nombre, junto a la carretera de Cerceda a Manzanares El Real.

 El Boalo. Colonia "El Rebollar"

Las siguientes colonias se construyeron durante la década de 1960. Así, surgirá la urbanización "Sierra Bonita", levantada en el paraje conocido como dehesa de Matasenderos, cuyo promotor fue Luis Guadalix. Se trataba de un gran proyecto a desarrollar en varias fases; la primera y segunda fase se ejecutaron en 1966, y la tercera en 1967. La promoción resultó un éxito, variando el precio de cada parcela entre 60.000 y 76.000 pesetas de la época. La tercera colonia que se construyó en estos primeros años fue "San Muriel Boman", promovida en 1967 por José Gallo Pérez y construida en unos terrenos situados en las inmediaciones de las Peñas de las Gallinas, anejos a la carretera de Cerceda a Manzanares El Real.

 El Boalo. Urbanización "Sierra Bonita"

En las décadas de 1970 y 1980 se siguieron construyendo numerosas viviendas residenciales en la localidad. A finales de 1980 Gregorio (vecino de El Boalo) construye la urbanización "El Egido", donde residió el famoso periodista Jesús Hermida, con precios medios por chalet en torno a los 25/30 millones de pesetas de la época. Se llega al final del siglo y en 1990 se levanta en la calle Cañada la urbanización "El Boalo", de modernos chalets adosados, construidos por la empresa Estenava; que son residencias algo más económicas pues su precio rondaba los 15/16 millones de pesetas por adosado. Y las siguientes promociones continuarán ejecutándose y vendiéndose, ya en euros, cuando se construya la urbanización "La Dehesa", se divida la propiedad "Los Prados" y se urbanice por completo el "ejido" de El Boalo. 

   El Boalo. Urbanización "El Ejido"

Por otra parte, y además de esos desarrollos urbanos residenciales, también el interior del casco antiguo del pueblo sufrió una cierta transformación, derribándose algunas edificaciones tradicionales que fueron sustituidas por otras más acordes con los nuevos tiempos. 

 Edificio de obra nueva de sustitución levantado en la plaza

En ese contexto de modernización, a comienzo de los años sesenta el Ministerio de Educación construyó la antigua escuela unitaria de El Boalo, que vino a sustituir a la vieja instalación escolar situada en la plaza del pueblo. Muchos de los vecinos de la localidad han sido alumnos de Dª María Antonia Marroncle; Maestra de Primera Enseñanza que ejerció la docencia durante muchos años como titular de El Boalo.

El Boalo. Antigua Escuela Unitaria

El edificio de la antigua escuela unitaria fue experimentando reformas y modificaciones a lo largo de los años, quedando pequeño y obsoleto con el paso del tiempo y el crecimiento de la población escolar, hasta que finalmente fue cedido para su uso como Juzgado de Paz, y sustituido por modernas instalaciones escolares. La primera de ellas fue el Colegio Público San Sebastián, que inició sus actividades en 1981 en el edificio construido paralelo a la carretera de Cerceda a Manzanares El Real, para atender la demanda de escolaridad de todo el municipio: El Boalo, Cerceda y Mataelpino. Muchos años más tarde se inaugurará también el Centro de Educación Infantil San Sebastián, de la calle Goya, 86.

En la plaza del pueblo la construcción de la nueva Casa Consistorial se inició en 1992. En ese mismo año se decidió también la construcción de un polideportivo cubierto junto a la carretera de Cerceda a Manzanares El Real. Y para garantizar la seguridad de los vecinos al año siguiente se aprobaba la creación de un cuerpo de Policía Local.

Casa Consistorial y plaza de El Boalo

Obviamente, el crecimiento urbano va a conllevar un incremento demográfico radical, no tanto en cuanto a la población de hecho y de derecho sino, sobre todo, en lo referido a la población estacional. En este sentido, el incremento poblacional de El Boalo va a ser espectacular, sobre todo a partir del año 1980, pues en 50 años verá multiplicar por siete el número de sus habitantes (en 1960 la localidad tenía 318 habitantes, y en 2011 sumaban ya 2.225). Y hay que tener en cuenta que en el verano la población de la localidad se llegaba a triplicar con la llegada de los veraneantes. 

La nueva realidad veraniega vino a constituir un serio problema para la localidad, pues si bien es cierto que los veraneantes gastaban su dinero en el pueblo, tal avalancha de nuevos residentes desbordaba los servicios disponibles, especialmente los de abastecimiento, ya de por sí escasos. Para solucionar esta demanda la Comisaría de Abastecimientos y Transportes estableció unos camiones tienda que salían de Madrid y recorrían todos los pueblos serranos para abastecer a los veraneantes. En El Boalo estos camiones tienda se establecieron en 1960, si bien no fue hasta el año siguiente cuando se reguló su paso por el municipio, estableciéndose a tal efecto todos los martes y los jueves de cinco a ocho de la tarde.

La iniciativa de los camiones tienda se demostró insuficiente para solucionar el problema del abastecimiento durante los meses de verano. Así, fueron los propios habitantes de la localidad quienes comenzaron a reciclar sus trabajos en busca de nuevas oportunidades de negocios. Se empezaron a abrir tiendas destinadas a vender productos de consumo a los veraneantes e, incluso, algunos vecinos con sus furgonetas se pasaban todos los días por las colonias de veraneantes vendiendo pan, leche, huevos y otros productos de primera necesidad. 

 El Boalo. Antiguo bar El Nogal 

De hecho, el cambio económico y social de la localidad se inició así, pues poco a poco empezó a pasar de una economía basada en el sector primario, a otra donde el sector servicios tenía cada vez más peso. La construcción de los nuevos conjuntos residenciales generó también nuevas oportunidades laborales para los vecinos de el pueblo; posibilidades de trabajo que fueron ampliándose a medida que se incrementaba la conservación de edificios y jardines. Y la oferta de puestos de trabajo local atrajo un número cada vez mayor de personas procedentes de otros lugares, que en adelante fueron estableciéndose como nuevos vecinos fijando su domicilio en la localidad. Además, ese cambio económico produjo también un cambio social, pues los habitantes del pueblo empezaron a adaptar sus usos y costumbres a los de los veraneantes, siendo muy significativos y visibles los cambios que se van a producir desde entonces. 

Papel destacado en todo este proceso juega la plaza del pueblo, con sus comercios, bares y restaurantes, que se renueva y moderniza como punto de encuentro y lugar de confraternización de todos, resultando así en crisol donde se fundirá la cultura local resultante. Este desarrollo económico y social se va consolidar cuando la "cultura" de las colonias de veraneantes evolucione con el  paso de los años hasta desembocar en el concepto de segundas residencias.

 Plaza del pueblo. Bar-Restaurante Don Baco

De forma más notoria esos cambios se van a exhibir en las fiestas y celebraciones de la localidad, que comienzan a contar con una participación más numerosa y diversa. Signos y ejemplos de los cambios que entonces se inician son: la novedosa celebración de las fiestas de verano, en el mes de julio, organizadas para fomentar la confraternización entre vecinos y veraneantes; la romería de San Isidro, a celebrar el 15 de mayo en el lugar de la nueva Ermita del Santo, levantada por los vecinos en la falda de la cuerda de los Porrones; y la mayor dimensión dada a la fiesta patronal de San Sebastián, recuperando la antigua tradición de "la iluminaria".

 Fiesta de los veraneantes (etapa primitiva)
(Al fondo se advierte la antigua Casa Consistorial)

Las fiestas del mes de julio se iniciaron en los años 60 a iniciativa del Ayuntamiento, que vio en ellas la oportunidad de fomentar la confraternización de los vecinos de la localidad con las familias de veraneantes que elegían El Boalo como lugar de descanso vacacional. Al mismo tiempo, se pensaba que tales festejos reportarían, además de su atractivo como oportunidad de alegría y diversión para la población, nuevos incentivos económicos y sociales para la promoción de la localidad. Estas fiestas se han convertido con los años en las más populares del pueblo, ya que a su favor cuentan con el incremento temporal de la población local y el buen clima veraniego del mes de julio, mientras que la tradicional fiesta patronal de San Sebastián, celebrada en el mes de enero, ve limitadas su dimensión festiva y la asistencia de público por la inclemencia del tiempo invernal y la ausencia de los veraneantes en esa época del año.

En estas fiestas jugarán un papel fundamental las "peñas" que se van formando (Mediodía, El Pitorro, etc,,,), ya que van a propiciar en su seno el clima ideal para que el conocimiento y la confraternización entre vecinos y veraneantes se extiendan y consoliden.

 El Boalo. Peña "El Pitorro"

Una Comisión de fiestas es responsable de su organización. El programa anual se organiza con actividades destinadas a niños y mayores. Charangas, desfile de peñas, bailes en la plaza, encierros, corridas y novilladas de toros, cena de hermandad, ferial con atracciones y fuegos artificiales de cierre, constituyen el núcleo central de las celebraciones.

El Boalo. Cartel de toros

Los encierros convocan a mucho público y numerosos corredores, que participan por las mañanas a la hora programada para su comienzo advertidos por el sonido de los cohetes, que señalan también la salida del cajón y el encierro del astado, una vez finalizado en la plaza de toros portátil el recorrido de cada carrera.  

 El Boalo. Corriendo el encierro

Una actividad relevante directamente relacionada con el principal objetivo que procuran estas fiestas es la cena de hermandad, acto social de confraternización de la mayor importancia que reúne a las "peñas" y vecinos en la plaza del pueblo, para degustar la caldereta de patas con carne que con todo cariño y esmero preparan vecinas y vecinos voluntarios del pueblo.

 El Boalo. Cena de hermandad

Otra fiesta de El Boalo modernizada con los años es la de San Isidro Labrador, celebrada tradicionalmente en la localidad cada 15 de mayo en honor del Santo, patrón de los labradores. En este sentido, la construcción de la Ermita del Santo levantada por los vecinos en la falda de la cuerda de los Porrones, propició la celebración novedosa de la romería hasta la Ermita.

Procesión del Santo en romería hasta la Ermita

En la Ermita de San Isidro se celebra la Santa Misa. Como acto tradicional se subastan entre los asistentes los cuatro puestos de porteadores de la varas de las andas de la imagen, para su entrada en el templo.

 La imagen del Santo delante de la Ermita

Finalizado el oficio religioso tiene lugar la comida popular en el entorno privilegiado de la Ermita. Comida que se prolonga hasta la noche completando los asistentes, así, un delicioso día de campo.

 Comida de la romería de la Ermita de San Isidro

Cabe mencionar, por último, la fiesta tradicional de San Sebastián, patrón de El Boalo. Celebración que también se ha modernizado, aunque es más familiar y tiene menor concurrencia que las anteriores por la época del año en que se desarrolla. De hecho, en el mes de enero (se celebra el día 20) el tiempo en El Boalo es frío y desapacible, por lo que la celebración en la calle reduce la asistencia de público casi a los propios habitantes de hecho de la localidad. Con buen criterio desde hace algunos años se monta una carpa en la plaza del pueblo, para proteger de las inclemencias del tiempo a los asistentes. Como novedad, y en relación con celebraciones tradicionales anteriores, las fiestas actuales han recuperado una tradición perdida en el tiempo: "la iluminaria". Se trata de una gran hoguera que se enciende en la plaza a la vista de todos. Fogata que nos recuerda los fuegos y quemas que se efectuaban en muchos pueblos de la Sierra (El Boalo entre ellos) durante la Edad Media y el Renacimiento, para deshacerse de los restos de los terribles brotes de peste que asolaban la comarca (para defenderse de tan espantosa enfermedad la gente imploraba la protección de San Sebastián; por ello, este santo es también el patrón de numerosas localidades)

 El Boalo. La "iluminaria" de San Sebastián

Genealogía de algunas familias de El Boalo

Cuatro alumnos vecinos del municipio de El Boalo (Víctor González Rollán, Diego Montero de Lema, Yolanda Palomino Cabrero y Ángel Varela Pires), cuando estudiaban 3º de BUP en el Instituto confeccionaron un trabajo escolar sobre su pueblo. El capítulo final de su estudio lo dedicaron a recuperar en lo posible la genealogía de algunas familias relevantes de la localidad de El Boalo. De ese trabajo escolar hemos sacado los datos que a continuación presentamos.

La genealogía que levantaron los alumnos tiene como origen remoto a la señora Braulia del Valle, vecina de El Boalo, de la que en publicación anterior nosotros dábamos cuenta refiriéndonos al rapto de su hijo Manuel por el bandolero Pablo Santos, hecho sucedido hacia 1840, y alcanza hasta la quinta generación, en la década de los años cincuenta del siglo XX.  Los alumnos estudiaron las cuatro familias siguientes: Sanz, González, de Lema y del Valle. Al tratarse de una población poco numerosa y un tanto aislada por su ubicación serrana el cruce repetido entre las escasas familias se da con frecuencia. 

FAMILIAS

Símbolos usados: x casado/a; (*) soltero/a; (+) fallecimiento temprano

Familia Sanz

ORIGEN: Manuel Sanz del Valle (hijo de Braulia del Valle, vecina de
                El Boalo de principios del siglo XIX)

HIJOS:  (1) Vicenta Sanz (del matrimonio con Rufina Sanz)

NIETOS:    (3) Anastasio Sanz, Basilisa Sanz, Basiliso Miranda (hijos de 
    (8)               Vicenta Sanz)
                  (5) Luciano (*), Mercedes, Consuelo, Juana Trinidad, Maximina
                       (del matrimonio Vicenta Sanz x León Martín de la Cruz)

BISNIETOS:   (4) Pascuala, Luis, Anastasio, Dionisio (del matrimonio
      (24)                Anastasio Sanz x Melitona de Lema)
                       (8) Anastasio, Gonzalo (*), Cristina, Polonia, Fidela (*), María, 
                            Julia, Adrián (+) (del matrimonio Basilisa Sanz x Esteban 
                            Turégano)
                       (3) Facunda, Victoria, Santiago (del matrimonio Basiliso 
                            Miranda Sanz x Florencia González del Valle)
                       (3) Ciriaco, Agustín, Catalino (*) (del matrimonio Consuelo 
                            Martín Sanz x Agustín Esteban)
                       (6) Eusebia, Maximino(*), Inocente, León, Manuel, José Luis
                            (del matrimonio Maximina Martín Sanz x Benito Badorrey)

TATARANIETOS:    (1) José Luis Sanz (hijo de Pascuala Sanz)
         (32)                (4) Mercedes, Andrés, Amelia, Blanca (del 
                                     matrimonio Andrés González x Pascuala Sanz)
                                (3) Odil, Miguel, Ángel, Natividad (del matrimonio 
                                     Luis Sanz x Isabel Martín Sanz)
                                (3) Rosa Mª, Adrián, Asunción (del matrimonio
                                      Anastasio Turégano x Emiliana)
                                (2) Irene, Amalia (hijas de Polonia Turégano)
                                (2) Agustín, Mª Carmen (*) (del matrimonio
                                     Agustín Esteban x Facunda Miranda)
                                (3) José Mª, Manuel, Consuelo (del matrimonio
                                      Ciriaco Esteban x Eusebia del Valle)
                                (3) Florentino (*), Encarnación, Teresa (del matrimonio
                                     Florentino de Lema x Victoria Miranda)
                                (2) José, Purificación (del matrimonio Eusebia
                                      Badorrey X Fernando de Lema)
                                (4) Jorge, Eva, David (+), Arturo (del matrimonio
                                      León Badorrey x Francisca Sanz)
                                (3) Cristina, Susana, Manuel (del matrimonio
                                     Manuel Badorrey x Sebastiana Pérez)
                                (2) Antonio, Mª José (del matrimonio
                                     Santiago Miranda x Margarita Esteban)
                                      

Familia González

ORIGEN: Manuel González da Cruz x Juliana Lázaro

HIJOS: (4) Valentina, Antonio, Mariano, Benedicto

NIETOS:    (4) Valero, Paula (*), Florencia, Víctor (del matrimonio Antonio 
                        González Lázaro x María del Valle González)

BISNIETOS:    (9) Cándido, Agustina, Celestino, Fernando, Bernardo, 
      (14)                  Modesta, Eusebio, Valeriano, Carmen (del matrimonio 
                              Valero González x Flora de Lema)
                         (5) Soledad (+), Luisa (+), Basiliso, Antonia, Juan (del 
                              matrimonio Víctor González x Juana Trinidad Martín Sanz)


Familia de Lema

ORIGEN:    Eulogio de Lema y otros ¿Aniceto?

HIJOS:     (6) Nicasio, Melitona, Nicomedes / Hilario, Benjamín, Mariano

NIETOS:          (4) Marcos, Florentino, Felisa, Quintín (del matrimonio 
    (23)                   Nicasio de Lema x María Martín)
                        (8) Juan, Marcos, Flora, Bernarda, Anastasia,
                              Paula, Pedro, Víctor (*) (del matrimonio Hilario 
                              de Lema x Raimunda Martín)
                        (4) Eduardo, Ricarda, Máxima, Cristina (del matrimonio 
                             Nicomedes de Lema x Paula Martín)
                        (7) Melitona, Santiago, Reberte (+),Constantino, Fermina, 
                             Juana, Celestina (del matrimonio Mariano x Cándida)

BISNIETOS:            (2) Elías, José Félix (del matrimonio Felisa de Lema x 
      (30)                         Eusebio Palomino)
                                (2) Manuela, Remedios (del matrimonio Quintín de Lema x 
                                     Ángela Martín)
                                (3) Raúl, Rosalía, Aurea (del matrimonio Juan de Lema x 
                                     Quintina)
                                (4) Fernando (+), Blanca, Carmen, José Carlos (del 
                                      matrimonio Marcos de Lema x María Sanz)
                                (2) Raimundo, Antolín (del matrimonio Pedro de Lema x 
                                     Cristina de Lema) 
                                (5) Juana, Ángel, Isidoro, Marisol, Roberto (del matrimonio 
                                      Paula de Lema x Ángel Hernando) 
                                (1) Adoración (del matrimonio Eduardo de Lema x Nieves)
                                (7) Concepción, Elena, Amador, Ricardo, Rafael, Cristina,
                                     Jaime (del matrimonio de Ricarda de Lema x
                                     Nazario Sanz)
                                (4) Rafael, Benito, María, Nieves (del matrimonio
                                     Constantino de Lema x Crescencia Sanz)


Familia del Valle

ORIGEN: Familia del Valle

HIJOS: (3) Raimundo, María, Juana.

NIETOS:    José, Marcelo, Tomás, Gregoria, Isidra, Valerio (del matrimonio
     (6)         Raimundo del Valle x Faustina Sanz)

BISNIETOS:    (2) Eusebia, Serapia (del matrimonio José del Valle x Agustina
     (8)                    Vázquez)
                        (2) Pedro, Vitorio (del matrimonio Marcelo del Valle x Bernarda
                             de Lema)
                        (4) Tomás, Silverio, Marcos, Sinforiano (del matrimonio Tomás
                              del Valle x Anastasia de Lema)


Juventud de El Boalo  (cerca de 1960)

Los estudiantes autores del trabajo escolar hallaron del orden de 130 personas integrantes de las dos últimas generaciones de las cuatro familias descritas. Sólo esos vecinos representaban en 1960 el 40% del censo de El Boalo de ese año, 318 habitantes. Algunos de ellos, los más jóvenes, hoy abuelas y abuelos, felizmente se encuentran todavía entre nosotros; sirvan como ejemplo los ocho vecinos siguientes: Agustín Esteban Martín y Andrés González Sanz, de la familia Sanz; Modesta y Eusebio González de Lema, de la familia González; Benito de Lema SanzÁngel Hernando de Lema; de la familia de Lema; y Marcos del Valle de Lema y Vitorio del Valle de Lema, de la familia del Valle.

Alcaldes y Secretarios Municipales de El Boalo   

Por último, cabe señalar que a lo largo del siglo XX más de veinte personas han desempeñado los principales cargos municipales de El Boalo. A continuación, facilitamos la relación de los Alcaldes y Secretarios Municipales de los que tenemos noticia:

Alcaldes

1931 D. Eulogio Miguel de Lema

1933 D. Nicasio de Lema Maíllas

1936/39 Guerra Civil. Comisión Gestora

1939 Comisión Gestora presidida por D. Nicasio de Lema Maíllas

1944 D. Nicasio de Lema Maíllas

1944 D. Pelayo García de Ceca y Toledano

1945 Nombramiento de Comisión Gestora

1946 D. Juan de Lema Martín

1946 D. Isidoro Díaz Escalada

1952 D. Florentino de Lema Martín

1956 D. Víctor Escalada Morato

1976 D. Antolín de Lema de Lema

1976 D. Ariano Garzón Martínez

1978 D. Antolín de Lema de Lema

3 de abril de 1979, Elecciones Democráticas

1979 D. José Olmos González

1991 D. Antonio Baeza Sanz

1995 Dª. Carmen Díaz Carralón

1999 D. Roberto Martín Hernando

Secretarios Municipales

1931 D. Elías De la Morena Morena

1933 D. Ariano Garzón Hernández

1954 D. José Lorenzo Rodríguez

1956 D. Aurelio Pampliega Blanco

1957 D. Ernesto López Gallego

1963 D. Basiliso González Martín

1964 D. José Aguilar Cazorla

1964 D. Isidoro Hernández Gutiérrez

1969 D. Guillermo González Sanz

1980 D. Antonio Gutiérrez González

1988 D. Manuel García Quilón

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